miércoles, 7 de octubre de 2009

SEPTIEMBRE TREMENDO

“Septiembre aúlla todavía,
su doble saldo escalofriante,
todo sucede un mismo día,
gracias a un odio semejante,
el mismo ángel que allá en Chile
vio bombardear al Presidente,
ve las dos torres con sus miles,
cayendo inolvidablemente “ …

La letra del camarada Silvio, con la que comenzamos este editorial, refleja de manera sucinta, lo que ha significado el septiembre tremendo del año 1973 y del año 2001. Mes que nos ha marcado a través de dos eventos, muy conocidos por nosotros, muy estudiados, estremecedores aun hoy, dos caídas, la de Allende y la del World Trade Center, en Nueva York. Silvio al referirse a un “odio semejante”, estampa claramente que en los dos acontecimientos el odio generado por la arrogancia imperial, por la intolerancia, por la negación de todo humanismo dado por el terrorismo sea de Estado o no, es pues un odio semejante, el mismo odio generado en la guerra de Irak, ya perdida por el imperio, una guerra de Afganistán perdiéndose terriblemente en el absurdo de su razón de ser, y una reacción víceral desesperada de la derecha Hondureña pro imperial, lacaya, en pleno desarrollo, que ha desembocado en una pugna entre las fuerzas progresistas, antiimperialistas, prosocialistas de América Latina y los poderes fácticos, de ultraderecha, internos y externos, oligárquicos, mayoritariamente escudados bajo los tentáculos del Departamento de Estado, el Pentágono y la CIA. Gracias pues a un “odio semejante” Honduras sufre, Haití sufre, Etiopía sufre.

Gracias a un “odio semejante”, las fuerzas progresistas, las fuerzas revolucionarias socialistas, están llamadas a hacer historia respondiendo a través de un “amor semejante a su odio”. Y lo han hecho; el nacimiento del ALBA, PETROCARIBE, la MISIÓN MILAGROS, la integración de Cuba y Venezuela en proyectos como BARRIO ADENTRO, MISIÓN ROBINSON, el surgimiento de la UNASUR, la CUMBRE A.S.A., condenar el HOLOCAUSTO que el gobierno de Israel lleva a cabo en contra del pueblo Palestino, reconocer la causa del pueblo Saharaui, solicitar la reestructuración democrática de la ONU, condenar las guerras de Irak y Afganistán, desenmascarar el doble papel del Imperio norteamericano en la crisis de Honduras, exigir que salvemos a la tierra del efecto invernadero y de la contaminación, son respuestas de un “amor semejante a su odio”, son respuestas de las fuerzas que desean encausar a nuestras sociedades hacia el desarrollo de un mundo de respeto a la humanidad y al planeta tierra.

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